Lectura bíblica Romanos 10:15
PLANES PARA EL PROGRAMA
Prepare para cada viajero una pisada o huella recortada en papel color canela. La huella que corresponda a Jesús puede ser en papel amarillo u oro. Escriba el nombre de un viajero en cada huella. Tenga pegamento a mano, de tal manera que puedan pegarse las diferentes huellas a medida que se desarrolla el programa. Puede dibujarse una ciudad en la distancia, hacia la cual se dirigen las pisadas de los diferentes viajeros. Podrían agregarse otros nombres. Las diferentes historias están presentadas con un vocabulario muy sencillo.
INTRODUCCION DEL TEMA
A casi todos nos gusta viajar. Algunas personas viajan muy a menudo, mientras que otras difícilmente realizan alguna vez un viaje.
Los viajes se emprenden por diferentes razones. Conozco a misioneros que han viajado a tierras muy distantes porque Dios los llamó a trabajar para él. Hoy vamos a oír en cuanto a algunos viajeros de la Biblia. Algunos realizaron largos viajes y otros recorrieron distancias cortas. Después que hablemos sobre ellos, colocaremos sus pisadas en el tablero.
ABRAHAN
Un hombre que es bien conocido como un viajero bíblico es Abrahán. Él vivió en la tierra de Ur. Abrahán fue exactamente el tipo de hombre a quien les gustaría conocer. Era amable y bueno, era comprensivo y generoso, y amaba al Señor de todo corazón. Hasta donde sepamos, a él le agradaba vivir en Ur.
Dios no quería que Abrahán viviese en Ur, de modo que cierto día le dijo que tomase todas sus pertenencias y emprendiese un viaje. La parte más extraña de todo esto es que Dios no le dijo a Abrahán hacia dónde debía ir. Abrahán debía tener fe de que el Señor le mostraría el camino.
Calzados con sandalias, Abrahán y su esposa, junto con varios familiares y muchos siervos, iniciaron la marcha. Viajaron muchos días y muchas semanas, Continuamente Dios los guiaba. Continuamente seguían adelante hasta que finalmente llegaron a la tierra de Canaán. Allí iban a hacer una nueva casa, no una casa como la que tú y yo tenemos, ya que ellos vivían en tiendas. Dios le dijo a Abrahán que algún día él tendría una casa verdadera en la Canaán Celestial. Abrahán vivió y murió mirando hacia adelante y hacia ese nuevo hogar en donde finalmente terminaría su largo viaje. (Pegar en el tablero la huella correspondiente a Abrahán)
MOISES
Moisés fue uno de los viajeros más interesantes de la Biblia. Tenía ochenta años cuando Dios lo llamó a ser un viajero. Le rogó a Dios que no lo enviase. Trató por medio de todos los recursos que él conocía que Dios eligiese a alguna otra persona.
Dios le había pedido a Moisés que sacase a su pueblo de Egipto y lo llevase hasta la tierra de Canaán. El Señor no quería que este fuese un viaje muy largo, pero los hijos de Israel no le obedecieron. A causa de esto, Dios les dijo que tendrían que vagar por el desierto hasta que muriesen todos los que habían desobedecido.
Moisés llegó a ser el dirigente de ellos durante el largo, largo, viaje. Seguían una columna de nube durante el día y una columna de fuego por la noche. Cuando la columna se movía, ellos avanzaban, y cuando se detenía, acampaban. Caminaron por encima de rocas y piedras, Guiaron sus ovejas y vacunos a través de malezas y espinas. Siguieron a Moisés cruzando ríos y arroyos. Uno por uno murieron los desobedientes. Uno por uno aquellos que habían sido niños y niñas al comienzo del viaje, se convirtieron en hombres y mujeres y formaron sus propias familias. Habían estado viajando por cuarenta años.
Finalmente, Dios los condujo a la tierra de Canaán. Moisés pudo ver sus verdes colinas a la distancia. Entonces Dios le dijo a Moisés: "Tu viaje ha terminado, Moisés. Sube este monte y yo te permitiré ver la hermosa tierra. Después de ello, tú debes acostarte y morir".
Moisés tenía entonces 120 años, y ante la orden de Dios, con su vara en la mano, ascendió la montaña. Dios le mostró la tierra prometida, y luego Moisés reclinó su cabeza y quedó dormido. Su viaje terrenal había terminado.
Dios todavía tenía un plan para este fiel viajero. El Señor levantó a Moisés de los muertos y le permitió realizar el viaje más maravilloso de todos. Lo llevó al cielo. (Pegar en el tablero la huella)
JESÚS
Aquel que vino a nosotros desde el cielo y caminó por los polvorientos senderos de Palestina es el Ser a quien más amamos. Jesús nos amó tanto que vino aquí para salvarnos a todos del pecado,
Sus pies recorrieron voluntariamente esos caminos. Voluntaria y misericordiosamente sanó a los enfermos y consoló a los afligidos. Obraba así porque su corazón estaba lleno de amor.
Finalmente, esos pies que siempre caminaron para hacer el bien fueron clavados en una cruz y el Maestro murió. Pero él resucitó, y regresó al cielo para prepararnos un lugar. En el cielo podremos ver por toda la eternidad las cicatrices causadas por esos clavos. Jamás podremos olvidar el maravilloso viaje que Jesús hizo por nosotros. (Pegar en el tablero la huella correspondiente a Jesús).
PABLO
El hombre que viajó hasta tierras más distantes fue Pablo. Después que le dio su corazón al Señor, se convirtió en un
viajero. Pablo era un muy buen predicador, y quería que todos se enterasen de Jesús y de su Evangelio salvador.
Pablo comenzó predicando a la gente de su país. Luego Dios le dijo que había personas que vivían en lugares distantes que nunca habían oído de Jesús. Pablo decidió ir y hablarles. A menudo viajó en barco. Calzado con sandalias, recorrió caminos extraños y anduvo por las calles de ciudades desconocidas. Por todas partes donde iba, predicaba sobre Jesús. A Pablo le ocurrieron muchas cosas. Aunque era castigado, encarcelado y sufría privaciones y naufragios, luego de esas experiencias él valerosamente emprendía otro viaje.
¿Hay en alguna parte de la Biblia otro viajero como Pablo? (Pegar en el tablero la huella correspondiente a Pablo).
RUT
Rut probablemente nunca pensó que ella algún día haría un largo viaje y sería una de las viajeras de la Biblia.
Cuando su esposo murió, Rut fue a vivir con Noemí, la madre de su esposo. Noemí no venía del mismo país de Rut. Pertenecía al pueblo de Dios y se había trasladado a Moab, el país de Rut, mucho tiempo atrás. Llegó el momento cuando Noemí decidió regresar a su pueblo.
Noemí le dijo a Rut: "Voy a ir lejos a mi propio país. Tú no conoces a nadie allí, y será mejor para ti que te quedes aquí y regreses otra vez a la casa de tu padre".
Pero Rut no quería separarse de Noemí. Le rogó y suplicó hasta que Noemí le dijo que podía acompañarla. Rut le prometió que el pueblo de Noemí sería el suyo y que el Dios de Noemí sería su Dios.
Las dos mujeres recorrieron juntas el largo camino. Iban solas, pero Dios las cuidó. Cuando llegaron a la ciudad de Noemí, Dios las bendijo. Rut siempre estuvo contenta de haber realizado este largo viaje. (Pegar la huella en el tablero).
NEHEMIAS
Hace mucho tiempo Nehemías realizó su viaje debido a que su corazón estaba triste. Nehemías era un judío, y los judíos habían sido tomados prisioneros. Jerusalén había sido saqueada. El templo de Dios se encontraba en ruinas. Las casas eran meras pilas de ladrillos y escombros.
Aun el muro que rodeaba la ciudad había sido enteramente destruido. Los habitantes que habían vivido allí o habían sido muertos o llevados como esclavos.
Nehemías mismo era un esclavo. Pero el rey lo transformó en su copero personal. Nehemías era un buen hombre y el rey lo apreciaba mucho. Cuando el rey descubrió que Nehemías estaba triste por su ciudad, le dijo que le ayudaría a reconstruirla.
¡Qué viaje tan feliz tuvo Nehemías ahora! Ya no estaba triste. No le preocupaban ni el camino polvoriento ni las piedras que había en el viaje. Mientras avanzaba, pensaba en todo lo que el rey había decretado para ayudar a reconstruir la ciudad.
El viaje de Nehemías fue uno de los más felices que se registran en toda la Biblia. (Pegar en el tablero la pisada correspondiente a Nehemías).
JOSÉ
José realizó su viaje cuando era un joven. De ninguna manera quería hacerlo.
Los hermanos de José no lo apreciaban. Todo el tiempo hablaban mal de él. Finalmente hicieron algo muy malo. Vendieron a José a unos mercaderes que iban hacia Egipto. Lo vendieron para que fuese un esclavo.
El pobre José estaba muy triste cuando partió hacia Egipto. Pero sabía que Dios lo amaba, aunque sus hermanos lo odiasen. Por muchos días los camellos avanzaron en la arena ardiente. José oraba pidiendo a Dios que lo ayudase.
A José no le gustaba tener que ir a un lugar tan lejano, pero Dios iba a prepararlo de este modo para que estuviese en condiciones de ayudar a su propia familia. Muchos años más tarde, cuando José se convirtió en un hombre de importancia, salvó a su pueblo. Sus hermanos le dijeron que se sentían muy tristes por lo que le habían hecho, pero José les dijo que Dios lo había enviado a Egipto por adelantado. (Pegar en el tablero la huella correspondiente a José).
POESÍA PARA EL PROGRAMA: VIAJEROS
A lo largo de caminos polvorientos,
Cruzando arroyos y ascendientes cerros,
Los pies de mucha gente
Han recorrido el sendero de la voluntad de Dios.
A lo largo de caminos polvorientos
Vemos grabadas sus sandalias
Si alguna vez me toca a mí oír el llamado de Dios,
Que pueda ser tan fiel como lo fueron ellos.
“EL TIMÓN MV”, cuarto trimestre de 1973.