¿En qué consistió la maldición de la serpiente?
“Y Dios el Eterno dijo a la serpiente: ‘Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu pecho andarás y polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y su Descendiente. Tú le herirás el talón, pero él te aplastará la cabeza’". (Génesis, 3: 14-15)
La primera parte de la maldición se aplica directamente al animal que Satanás usó para tentar a Eva, la serpiente.
Satanás tomó la forma de una serpiente y entró en el Edén. Esta era una hermosa criatura alada, y mientras volaba su aspecto era resplandeciente, semejante al oro bruñido. No se arrastraba por el suelo sino que se trasladaba por los aires de lugar en lugar, y comía fruta como el hombre. (“La historia de la Redención”, capítulo 4)
Así que perdió su forma alada y tuvo que arrastrarse por el suelo. Aunque aparentemente la maldición implica también un cambio de alimentación (evidentemente la serpiente ya no es frugívora), el hecho de “comer polvo” parece tener otras implicaciones.
Entre las maldiciones pronunciadas contra los enemigos se repite vez tras vez el deseo de que tengan que comer polvo. En el viejo himno de batalla galés, "Marcha de los hombres de Harlech", se lanza una mofa contra los enemigos: "Morderán el polvo". Vista así, la expresión "Polvo comerás todos los días de tu vida", significa sencillamente: "Serás la más maldita de todas las criaturas". (Comentario Bíblico Adventista, Tomo I, sobre Génesis, 3: 14).
La segunda parte de la maldición se aplica indudablemente a Satanás, el cual heriría a Cristo “en el talón”, es decir, produciéndole un gran dolor (en la cruz). Al final, Cristo “aplastará la cabeza” de Satanás, es decir, lo matará definitivamente.